Denota una cierta impulsividad y una falta de paciencia a la hora de informarse, de seleccionar la mejor opción para uno mismo. Y más de una se dio cuenta de ese detalle demasiado tarde, al verse sin ese vestido que le hacía escotazo, desnuda delante del espejo del baño iluminada por un fluorescente blanco parpadeante. España vive una auténtica fiebre por el pelo y en algún momento tendremos que lidiar con la resaca.