Tan solo algunas selecciones, como Noruega y Alemania, y algunos jugadores a título personal se han atrevido a denunciar la situación de los trabajadores migrantes. Los equipos e instituciones como la FIFA se benefician de ingresos millonarios, mientras que los patrocinadores aprovechan la popularidad del deporte para promocionarse. La FIFA mantiene silencio sobre la violación de derechos humanos en Qatar, ya que hay miles de millones en juego para las federaciones de fútbol en concepto de derechos, premios y patrocinios.