Repercutió también la crisis sufrida por el fútbol chileno en la primera mitad de la década de 1980, la que tuvo que ser paliada gracias a aportes estatales, que además sirvieron para costear algunas incorporaciones. Un número reducido, aunque notorio, teniendo en cuenta que la historia del submarino amarillo en la élite del fútbol español es bastante reciente, siendo la temporada 98-99 la primera que disputaron en la máxima categoría.