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Entre los primeros puestos se encuentran aquel señor bajito que declamaba «Arequipaaaaa, Arequipaaaa – requipa – requipaaaaaa», el joven muchacho que entonaba a grito pelado variando la entonación varios semitonos: «Cusco CuscooOOOOoooo» o un señor uniformado de la estación de Medellín (Colombia) al que había que adivinarle el destino enunciando algo así como «Bgtaaaaaaaaaa, Bgta, BgtaaaaaaaAAAaaaa». Siento cada vez más próxima la última frontera que tendré que cruzar al sur de Argentina después de haber atravesado hasta el momento 12 puestos de control en los más de 34.000 kilómetros que llevo recorridos.